Keiko Mecheri nunca me ha
hecho especial gracia. Alguno de sus perfumes claro que me gusta,
Pachoulissime, Iris d’Argent, Les Zazous… me parecen maravillosas pero entre
tanta creación era estadística pura. Nunca me han gustado las grandes
colecciones y las casi 50 creaciones de Keiko siempre me han dado mucha pereza.
Primero porque entre tanto perfume me perdía muchísimo y no lograba memorizar
cada fragancia. Y segundo, porque tengo la teoría de que los perfumes no se
pueden sacar como churros, eso lo hacen las marcas comerciales y por eso los
odiamos un poquito. Con esto no quiero decir que el resto (quitando las tres
mencionadas) de las composiciones de Mecheri me parezcan malas. No es eso. Solo
que siempre me han parecido indefinidas y carentes de personalidad propia.
Pero ahora ha sacado la
colección Bespoke y ha sido como un “zas en toda la boca” a mi persona. Siete
fragancias de sopetón, pero qué siete fragancias.
Bespoke, palabra inglesa
utilizada para decir que un producto se ha hecho a medida y al gusto del
comprador. Algo único, personalizado y con una producción cuidada. Y el nombre,
el concepto, no me puede gustar más. Claro está que las fragancias no son
personalizadas, pero los más de 200 euros que cuesta cada fragancia, hace que
el que compre sea porque realmente le ha gustado mucho la fragancia y esto conlleva
a que sea más exclusiva también. Y si alguno se está echando las manos a la
cabeza diré que sí que podrían costar lo que valen, porque son realmente
geniales y aquí ya se sabe, las genialidades hay que pagarlas.
La colección me recuerda
vagamente a lo que estaba haciendo Mona di Orio, reversionar algunas de las
notas más emblemáticas de la perfumería como la rosa, el ámbar, el vetiver, el
cuero… pero los estilos son totalmente diferentes, de la misma manera que Mona
era directa y cruda, las creaciones de Keiko van llegando poco a poco, al ritmo
de un pausado vals, como todas esas hojas que caen estos días.
Pero vayamos poniendo
ejemplos.
Ambre Mirabilis es un
ámbar humeante, seco, para las distancias cortas. Empieza con unas especias
picantes, pero divertidas e inofensivas, y va madurando hasta alcanzar un punto
de seriedad que no tiene nada que ver con la salida juguetona. Se le nota el
oud, algo de patchouli, y una rosa muy muy escondida pensando que esto no va
con ella.
Canyon Dreams tiene un
carácter totalmente opuesto, es una madera jugosa, un sándalo empapado en zumo
de mandarina y un poco de bergamota. La calidez de una se mezcla con la
frescura las otras, creando una combinación inusual que se va asentando cada
vez más, hasta convertirse en el mejor avenido acorde.
Bal de Roses es una rosa
que quiere salirse de la norma impuesta. Ella no es empolvada, que las hay
muchas. Ella es jabonosa, diferente, dinámica, con un ritmo que acompasan el
ylang-ylang y el jazmín. Un estilo clásico que adecúa al siglo XXI de una
manera natural y sin ningún tipo de esfuerzo.
Cuir Fauve no tiene
mucho de cuero, aunque se percibe. Es más un juego a tres entre el oud, el
tabaco y el ámbar, que se equilibran a la perfección, como un triángulo apoyado
en su baricentro. Ni seco, ni amargo, ni dulce, pero sí un poco seco, un poco
amargo y un poco dulce. Es acogedor, hogareño… tan familiar que me toca la
fibra sensible, me llega, me atrapa y me convence.
Tangeri es el otro “cuero”
de la colección. Pero tampoco es un cuero rudo y agresivo, es más bien femenino
y empolvado. Es un ante delicado y de suave tacto, que cobra vida gracias al
cardamomo, el musgo de roble y las resinas. Igual que ese bolso en el que
invertir esta temporada, perfecto para cualquier tipo de ocasión.
Soussanne es una
explosión de flores blancas, pero hiladas con puntada fina, sin excesos,
sabiendo exactamente lo que se quiere conseguir. El lirio y la datura se entremezclan,
como en un pequeño riachuelo que baja del monte y no para nunca. Unos ligeros
toques de sándalo y almizcle, aligeran el paso, para que la fragancia fluya sin
obstáculos.
Vetiver Velours también
es un vetiver poco común. La terrosidad la ha perdido por el camino y
resplandece limpio y pulcro. Igual que si fuera el olor de algún hijo de Zeus,
medio divino medio terrenal, que flota entre las nubes. Vetiver, especias,
almizcle y algo de oud, forman un complejo acorde, solo apto para aquellos que
sabrán llevarlo con una elegancia natural.
Y después de estudiarlos
uno a uno, con un cuidadoso mimo, aún me gustan más. Cada creación es
equilibrada a más no poder, versátil, de esos perfumes que se convierten en el “olor”
de alguien, porque lo siente propio y lo disfruta. Muy bespoke, al fin y al
cabo.
Besos!!
9 comentarios:
Todos tienen mucha personalidad. Que buena pinta.
Feliz dia.
Zepequeña.
Mmmmmmmmmmm!!!!
Yo es que solo por el frasco ya la compraría, si pudiera claro.
Los míos, sin duda, serían el canyon y el vetiver... Deben ser diviiiiiiiinos! ;)
tienen pintazaaaaaaaaaaa!!!!!!
Qué ganas de olerlos Maia. Sabes si se pueden probar en Urbieta o en Bilbao? Mila esker, Irene
Hola wapa!!!
Que ganas de olerlos todos!! jeje Creo que me gustaría Bal de roses.
Un besote!!!
No lo conocía, pero claro, normal, yo no entiendo de perfumes y tú...eres una experta!
De Keiko Mecheri el único que he podido probar es Mogador ya que me dieron una pequeña muestra de él al comprar un perfume, y me encantó cómo olía
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