La importancia de las cosas

miércoles, 1 de septiembre de 2010 4 comentarios
"...Mario leía el texto por encima del hombro de Beatriz. De su cuello salía un olor sutil y fresco. Era Cristalle, de Chanel. Reconocía el aroma que flotaba en el cuarto de baño de la casa de Chueca, y también el sobrio envase de la fragancia, tan distinto de los frascos alambicados de las esencias que usaba su madre y que siempre venían en ampulosas botellas demasiado grandes y plagadas de detalles barrocos. En una ocasión, desde la puerta entreabierta, Mario había visto perfumarse a Beatriz, y entre el bochorno y la sensación de estar invadiendo una parcela de su privacidad que en modo alguno le pertenecía, no pudo evitar acordarse de su madre, que de aplicaba el perfume directamente sobre la piel antes de frotar con energía las gotas de esencia. Beatriz, sin embargo, usaba el vaporizador a cierta distancia del cuerpo, y luego se adelantaba un poco, como sumergiéndose en aquella bruma olorosa y efímera.

-¿Qué te parece?

Mario se sintió como un niño cogido en falta. Esperaba que Beatriz no se hubiese dado cuenta de que no estaba prestando atención a la pantalla del ordenador... no solía distraerse, pero en aquella ocasión el efecto del agua de colonia había sido devastador para él."




LA IMPORTANCIA DE LAS COSAS, Marta Rivera de la Cruz

4 comentarios:

  • Isa dijo...

    Buena cita, y desde luego no puede ser más apropiada :)
    Yo también, según la intensidad del perfume, he practicado lo de vaporizar en el aire y pasar a través de la bruma.

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